Conducir bajo la lluvia siempre implica un desafío extra: la visibilidad se reduce, el asfalto se vuelve resbaladizo y los frenos tardan más en responder. Pero hay un riesgo que muchos conductores subestiman: el aquaplaning.
A continuación, te contamos qué es, por qué ocurre y cómo los neumáticos correctos pueden marcar la diferencia.
¿Qué es el aquaplaning?
El aquaplaning, también conocido como hidroplaneo, sucede cuando los neumáticos pierden contacto con el asfalto debido a una capa de agua.
En otras palabras, en lugar de rodar sobre el pavimento, el auto “flota” sobre el agua, lo que provoca:
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Pérdida de dirección.
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Dificultad para frenar.
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Riesgo de derrape o pérdida total de control.
¿Por qué ocurre?
El aquaplaning depende de tres factores principales:
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Velocidad: cuanto más rápido circula el auto, menos tiempo tienen los neumáticos para desalojar el agua.
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Profundidad de la banda de rodadura: si está desgastada, no puede evacuar suficiente agua.
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Cantidad de agua en el camino: charcos o acumulaciones intensifican el riesgo.
El rol de los neumáticos en la prevención
La elección y el cuidado de tus neumáticos son fundamentales para reducir las probabilidades de aquaplaning:
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Neumáticos con buen dibujo: los canales de la banda de rodadura están diseñados para drenar agua. Cuanto más profundo el dibujo, más eficiente el desalojo.
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Neumáticos adecuados para lluvia o all season: estos modelos están optimizados para ofrecer mayor adherencia en superficies mojadas.
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Correcta presión de inflado: un neumático con poca presión aumenta la superficie de contacto y pierde capacidad de evacuar agua.
Consejos prácticos para evitar el aquaplaning
✔ Reducí la velocidad en lluvia intensa.
✔ Evitá frenar o girar bruscamente sobre charcos.
✔ Revisá periódicamente el desgaste de tus neumáticos.
✔ Mantené la presión indicada por el fabricante.
✔ Cambiá los neumáticos cuando la banda de rodadura tenga menos de 1,6 mm de profundidad.
Conclusión
El aquaplaning puede aparecer de forma repentina y poner en riesgo tu seguridad. La buena noticia es que con neumáticos en buen estado, adecuados para tu auto y bien inflados, podés minimizar mucho las posibilidades de sufrirlo.